[nettime-lat] La sexualidad del diseñador

[VICENTE FERNANDEZ SANCHEZ <chente@prodigy.net.mx>]

LA SEXUALIDAD DEL DISEÑADOR
Piet Mondrian aseveró alguna vez cuando lo invitaron a un burdel en Nueva
York ³...una gota de semen derramada es una obra de arte tirada a la
basura.² En el diseño o, desde la perspectiva en que algunos lo concevimos
vemos a esta frase de Mondrian como propia, suya y de nadie más o, por lo
menos, aplicable a el mundo del arte del cual, los diseñadores, estamos
exentos de pertenecer. Por eso siempre me ha molestado y me seguirá
molestando el hecho de que los profesores en la universidad se manejen hacia
nosotros con enunciados tan mal informados como ³Recuerden: ustedes son
artistas² o, peor aún, algunos que aseguran con desesperada retórica que ³el
diseño es arte² no hacen más que alimentar un ego que termina sepultando a
cientos de estudiantes que esperan que las galerias los llamen
desesperadamente para exhibir ³su arte².
 Esta valoración del diseño como arte se puede lograr de un sólo modo:
creando un objeto o pictograma que esté perfilado a eso, a ser arte; que sea
único, irreproducible, que por su originalidad sea, en sí, arte. Pero no es
el mundo del arte lo que ahora nos ocupa sino la sexualidad a través del
diseño.
 Recordando la frase de mondrian ³...una gota de semen derramada es una obra
de arte tirada a la basura.² se puede aplicar al diseño de modo
irremediablemente inverso y genérico por razones obvias: una gota de semen
derramado da lugar a un diseño nuevo, si no genial, novísimo por lo menos.
 En mi propia experiencia sexual no puedo concevir un nuevo diseño sin
masturbarme antes o por lo menos saber que me he masturbado en ese día y si
se piensa que en el tiempo que pasé masturbándome pude haber creado un
diseño inovador pues no me cabe en la cabeza cómo carajos se pueden combinar
ambos tiempos.
 El hecho de la masturbación antes de diseñar es el mismo de enfrentarse a
ese horrible mounstro que es la página en blanco, pero con un perfil
distinto, es decir, estar completamente en blanco para volver a captar los
espacios, las formas, la geometría, los colores, la escencia de la
inmensidad que te proporciona el haberte desahogado de toda energía y
quedar, si se le puede llamar de algún modo, desnudo ante la pantalla
irradiante de la computadora o ante el espacio inevitable, y casi siempre
mas opaco, de la hoja sobre el restirador.
 Recordando que ésta no es una invitación a la masturbación masiva, sino a
una mera reflexión del cómo algunos diseñadores creamos (crear, me gusta:
somos creadores más que artístas, e incluso más que diseñadores), habrá
quien guste de una sesión hard-core, o enfrentar algunos azotes, o ver
pornografía, o ser un vouyer, o tener relaciones coprofílicas, o zoofílicas
o gritar o lo que sea, lo único que intento demostrar es que el diseñador
como tal no puede vivir exento de sus propios exesos, deseos y experiencias
sexuales que le hacen entender mejor al diseño, a ese estilo de vida que
tanto amamos.
Vicente Fernández Sánchez


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