xa on Fri, 25 Jan 2002 20:51:02 +0100 (CET) |
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[nettime-lat] Intervención del General de División Alberto Müller: Yo, personalmente, creo que el neoliberalismo está en crisis |
ELECCIONES, GOBIERNO Y PODER Intervención del General de División Alberto Müller Yo, personalmente, creo que el neoliberalismo está en crisis, y que el capitalismo está en crisis. Muchos hechos que están ocurriendo en la realidad internacional, nos permiten sostener que en la actualidad hay una serie de factores que están perturbando lo que intentó ser un modo de vida aplicable a nivel planetario. El surgimiento militar de China, el problema que está planteado en los Balcanes, los problemas del rearme y la negativa a suscribir el tratado de control de armas nucleares por parte del Senado Norteamericano son, entre otros, indicadores que nos muestran que hemos entrado en lo que algunas personas llaman la «segunda guerra fría». Y se está hablando de una «segunda guerra fría», porque las características que está tomando la dinámica de la política internacional tienden a demostrar que la vieja estrategia de disuasión, por el temor nuclear, usada en la vieja primera guerra fría, está nuevamente en el tapete. Pero sin embargo, el problema se está planteando de un modo diferente a la forma en la cual se planteó en la primera guerra fría. Ya no se trata de dos superpotencias enfrentadas. Se trata de una pluralidad de potencias nucleares, o con potencialidad de serlo, que están actuando conjuntamente y que de alguna manera, unas y otras se contrapesan. Eso en cierta forma está indicando que hay posibilidades para los países de la periferia de jugar estratégicamente en el marco de la política internacional. Pero más allá de los problemas que ocurren a nivel global en término de las relaciones entre las grandes potencias, tenemos que considerar algunos otros hechos más concretos y que tienen que ver con los movimientos populares. En la reunión que está efectuando en estos momentos en Seattle, la Organización Mundial de Comercio, que intentaba legitimar el paradigma de la globalización, vista desde la perspectiva del neo-liberalismo, hemos visto a una innumerable cantidad de movimientos, algunos norteamericanos, otros de carácter internacional, que ciertamente les aguaron la fiesta a los representantes de los estados que estaban reunidos en Seattle. No sólo que les aguaron la fiesta, sino que ya había profundas contradicciones. Entre ellas podríamos señalar como muy importante la ruptura en el sistema financiero internacional, al aparecer dos monedas de referencia que van a generar campos distintos de acción en el sistema financiero. Ése es otro hecho importante que muestra una quiebra del modelo neoliberal, que es la forma actual como se expresa el capitalismo. Y otros hechos más pequeños que están ocurriendo, entre ellos cabe señalar el proceso que se desarrolló en Venezuela. Yo he querido titular mi presentación esta noche con el nombre de «elecciones, gobierno y poder». La he querido titular así, porque ciertamente estoy convencido por la propia experiencia que vivimos en nuestro país -particularmente por las vivencias que vivió mi partido- que el logro de posiciones de gobierno a nivel local o a nivel nacional, no necesariamente implica la posibilidad de aplicar programas profundos de reformas que tiendan a cambiar las situaciones existentes, que tiendan a favorecer a los sectores negativamente privilegiados de la sociedad. El ejemplo, tal vez más importante que podríamos señalar, es el caso de la Unidad Popular en Chile de Salvador Allende. Salvador Allende ganó unas elecciones en Chile. Sin embargo apenas unos años después estaba tumbado por una acción militar evidentemente respaldada por el gobierno norteamericano; estimulada por la agencia de inteligencia CIA, motivada por empresas trasnacionales como la ITT. Se trata de factores de poder. Y el gobierno no significa necesariamente tener poder. El gobierno intenta controlar el poder, el gobierno intenta establecer relaciones entre los factores de poder, entre ellos el factor trabajo, que puedan más o menos armonizar la vida social. Pero quien gana elecciones dentro del sistema liberal que existe, tiene que jugar con las reglas del juego. No tiene otra alternativa, porque simplemente lo que ha ganado es el control de las instituciones de gobierno. No ha ganado el poder real, el control de factores determinantes de poder que permitan de alguna manera desarrollar la capacidad para hacer profundas transformaciones en la estructura social. Sin embargo, es posible y es una estrategia adecuada, buscar ganar elecciones. Es una estrategia adecuada por cuanto ganar elecciones permite en forma muy privilegiada empezar a organizar a los movimientos populares. Empezar a darle sentido político, sentido de poder, a movimientos que generalmente tienen unos objetivos limitados a los intereses concretos de quienes en ellos participan. Es importante organizarlos, porque la organización de los movimientos populares, tal como fue la experiencia de mi partido, permite en primer lugar obtener una dirigencia, unos cuadros de dirigencia media, a partir de los propios movimientos populares. No son dirigentes importados, que conforman una vanguardia intelectual calificada. Son dirigentes que se extraen del propio movimiento popular, por su capacidad de agregar, por su propia personalidad y eso permite y facilita la politización de esos movimientos. El darle fines políticos a esos movimientos, de manera de articular una fuerza de acción que sea capaz no sólo de defender un gobierno sino de defender una política, de defender una conducta que debe estar definitivamente orientada hacia la transformación del modo como se relacionan los factores de poder en una sociedad. La experiencia que hemos vivido en Venezuela no es como se ve en la gran prensa mundial, que reflejan los órganos locales y nacionales de prensa de nuestros países, como un movimiento que surgió en el año 1992 a partir de unos golpes de Estado. Ese no es el caso de Venezuela. El caso venezolano es un movimiento que tiene una larga data. Es un movimiento que se inicia con la propia instalación del sistema consensual populista que emergió en Venezuela después del último gobierno militar. Un movimiento que tomó las armas en un momento determinado, en una ocasión, justamente no propicia, dadas las circunstancias internas que existían en el país, que después regresó a la acción pública derrotado mediante una política de pacificación. En una nueva etapa, un sector que yo lo clarificaría de clarividente, empezó a hacer ese trabajo de comenzar a concientizar movimientos populares. Un trabajo que se inició simultáneamente en dos puntos geográficos de la ciudad de Caracas y en las instalaciones industriales donde se ha concentrado un enorme desarrollo de la industria del acero, del aluminio y de la generación hidroeléctrica. Se concentró la Causa Radical en esos dos polos de acción mientras simultáneamente actuaba con algunos sectores intelectuales. Y una cosa que nunca se hizo pública, pero que hoy se divulgó en un libro que acaba de publicar el Secretario General de mi partido, Pablo Medina: se empezó a trabajar en las Fuerzas Armadas. Empezamos a buscar oficiales que tuvieran sensibilidad social, en una corporación militar que no propiamente sigue el modelo de otros países del continente. Son unas fuerzas armadas en su gran mayoría dotadas por cuadros que vienen de origen popular, cuando mucho de clase media y que han sufrido los rigores de la pobreza y que necesariamente tienen solidaridad con la sociedad venezolana. Esas fuerzas armadas mismas, participaron desde el año 1959 con la instalación del gobierno consensual populista, de la socialdemocracia y de la democracia cristiana y trabajaron o hicieron acciones de resistencia representando a fuerzas populares en levantamiento militares realizados en Puerto Cabello en el año 1960. Formaron cuadros que dirigieron las operaciones de las guerrillas que operaron en el país en la década del '60, y se siguieron cultivando las relaciones dentro de las fuerzas armadas hasta lograr conformar dentro de esa corporación, un movimiento también social, el Movimiento Bolivariano Revolucionario. Eso se conformó en un proceso largo que nominalmente tiene como inicio el año 1983. En un proceso prolongado donde ese movimiento se fue gestando. En él participaron una cantidad de oficiales, sobre todo de los mandos medios e inferiores de las fuerzas armadas y se produjo la posibilidad de contar, por lo menos, con una capacidad de dominio de medios para el ejercicio de la violencia. La lucha política transformadora no descarta ni puede descartar el uso de la violencia. El segundo elemento importante de ese proceso es la pérdida de legitimidad de las organizaciones políticas tradicionales, que se origina por el modo de relación que se estableció entre esas organizaciones políticas que controlaban el gobierno y la sociedad, en términos generales. La práctica del clientelismo político, que condujo a la más abierta corrupción política y administrativa, fue progresivamente ilegitimando la actuación de estos partidos llamados eufemísticamente, porque no hay otra manera de considerarlos, como democráticos. Se produjo por la acción de tales organizaciones políticas, una de las concentraciones de poder y de riqueza más importantes que haya ocurrido en sociedad alguna en América Latina. El 8% de la población venezolana recibe el 46% del producto bruto interno. De manera que se produjo una tremenda desigualdad que progresivamente se fue transformando en un empobrecimiento de los sectores medios de la sociedad y la ruina, por supuesto, de las clases populares. Empobrecimiento que no pudieron compensar los partidos populistas con los tradicionales subsidios, por la pérdida de poder económico que fue experimentando el Estado debido al creciente proceso de endeudamiento en que cayeron las finanzas públicas. De modo que esta falta de respuesta a las demandas de un sistema o de un modelo de funcionamiento político sustentado en el clientelismo, fue minando las propias bases de las estructuras del régimen político que estaba centrado en la actuación de los partidos demócrata cristiano y socialdemócrata que controlaban totalmente la realidad venezolana. Era tal el control que estos partidos ejercían, que hasta las elecciones estudiantiles de los institutos de educación secundaria eran mediatizadas por la acción de esos partidos políticos. Esos partidos políticos llegaron por la vía del clientelismo político a anular casi absolutamente a todos los movimientos sociales venezolanos. Subsistieron, ese pequeño movimiento que logramos organizar del «nuevo sindicalismo» en la zona industrial del Estado Bolívar; y los movimientos vecinales en cuya organización trabajó el sector de avanzada de la Iglesia y que fue la base del movimiento que hizo posible el triunfo electoral del Polo Patriótico en las elecciones del 8 de noviembre pasado. Pero el caso venezolano es un caso singular, porque ganar la Presidencia de la república y obtener el gobierno nacional no sólo significa el control de las instituciones de gobierno, significa el control de la industria petrolera venezolana. El control de la tercera empresa más grande a nivel global, lo que se traduce en poder concreto, no solo nacional sino también en el marco internacional. Ese hecho, y el hecho de que Hugo Chávez y el Polo Patriótico han podido contar con un apoyo bien significativo del componente militar, han permitido que teniendo el poder más la voluntad, nos hayamos embarcado en una de las reformas institucionales económicas y sociales más profundas que se están realizando ahora en este continente. Yo ciertamente me siento bien orgulloso de haber formado parte del equipo que ayudó a ganar las elecciones al Polo Patriótico el año pasado. De haber formado parte de un partido que ganando gobiernos estatales, fue capaz de iniciar y organizar a los movimientos populares que después actuaron para lograr obtener el control de las instituciones del gobierno nacional y con ello de la industria petrolera y del liderazgo que logramos obtener dentro del factor militar venezolano. Obviamente las resistencias que hay que vencer no son sencillas. Si ustedes leen la prensa mundial, si observan CNN o CVS o si observan la cadena trasnacional ECO, encontrarán que contra Venezuela se ha desarrollado todo un esquema de guerra psicológica que tiende a ilegitimar, desde la perspectiva internacional, los hechos que están ocurriendo en Venezuela. El hecho simple, por ejemplo, que se trocara o se cambiara el método de reelección presidencial en Venezuela, que no era inmediata, que era después de dos períodos constitucionales por una elección inmediata, después de la primera vez que el presidente fue electo, ha sido presentado como una elección individualista, personalista, destinada a intensificar un gobierno autocrático en Venezuela. Nadie olvida que los presidentes fueron electos y después reelectos. El caso de Calderas o el caso de Carlos Andrés Pérez, que estuvieron 30 años teniendo el control político efectivo de la sociedad venezolana. No están ejerciendo la presidencia, pero ejercían el control de los partidos políticos y el control de los asociados económicos. De manera que, efectivamente, fueron los que ejercieron desde 1945 el control de las instituciones partidistas en Venezuela. Yo solía contar, como una anécdota, que tenía 12 años cuando se discutió la constitución de 1947, y en esa constitución oí mencionar a un señor que se llamaba Alfaro Lucero. Este señor en aquella Constitución introdujo un inciso muy conocido, porque prácticamente ilegitimaba al Partido Comunista en Venezuela, que se llamaba «el inciso Alfaro». Terminé mis estudios de secundaria; entré en la academia militar de Venezuela; hice 30 años de servicio militar en las fuerzas armadas; ejercí 17 años de docencia en la Universidad Central de Venezuela, tengo 15 años de vida política; he completado un período constitucional de Senador del Congreso de Venezuela y, el año pasado, el candidato de Acción Democrática se llamaba Alfaro Lucero. El mismo que en 1947 había hecho el inciso con su nombre. ¿Será eso o no será eso continuismo? ¿Será eso o no será eso una oligarquía en el poder? ¿Será eso o no será eso autoritarismo? Hay otros casos más trágicos como el caso de la República Dominicana, en que el presidente Balaguer, con 92 años, está aspirando a la re-elección. Entonces el problema fundamental que existe, es la tremenda campaña internacional. Si se observan todos los casos de intervención extranjera siempre, en cada caso éstas han estado precedidas por campañas de este tipo, de guerras psicológicas, para legitimar las intervenciones militares. Nos preocupa por ejemplo el esfuerzo armamentista que está realizando EE.UU. para equipar las fuerzas militares colombianas en este momento, y no las está equipando para combatir guerrillas, las está equipando para hacer guerra convencional, ¿contra quién? Con ese interrogante los dejo, porque creo que ya me he excedido en el tiempo que me fue asignado. El Gral. Alberto Müller es dirigente del Polo Patriótico de Venezuela y Embajador de Venezuela en Chile. _______________________________________________ Nettime-lat mailing list Nettime-lat@nettime.org http://amsterdam.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat