Silvestre Byrón on Mon, 11 Nov 2002 19:03:02 +0100 (CET) |
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[nettime-lat] EAF - Arte y Estado |
EAF/Portfolio – Primera Edición Arte y Estado STARE IN STATUS El Estado como una inherencia al ser de una población. O el poder público como cosa coadyuvante a sus necesidades. Ese es su consistir. Asistir, preservar; secundar. Los derechos fundamentales, las libertades individuales. Esa es la defensa. El centro de poder en función del estado llano, común o general, donde está el pueblo; la población en general. El Estado, como producto social, a la medida del elemento civil.- MNBA En la Navidad de 1980 se planteó la cuestión del arte y el Estado a propósito del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Habían desaparecido 16 piezas de la Colección Santamarina donado a éste. El abanico, dibujo a lápiz de Henri Matisse; Retrato de mujer, Gabrielle et Cocó y Cocó dibujando, óleos de Renoir; Recodo de un camino y Duraznos sobre un plato, acuarelas de Paul Cézanne; dos dibujos de Edgar Degas; El llamado, dibujo de Paul Gauguin en papel crema; un óleo de Eguene Bodin; Dos desnudos, acuarelas de Auguste Rodin; Camino al puerto, óleo de Charles Lebourg; Vendedora de diarios, de Thibon de Libian; Fiebre amarilla, de Juan Blanes; Feydeau y su hijo Jorge, de Honore Daumier; aparte de siete piezas decorativas de origen oriental: cuatro vasos pequeños y un jarro, una tetera y una estatuilla. Las ediciones del 20-21/9/02 de los diarios Ámbito Financiero y La Nación referentemente actualizaron aquel episodio al revelar que tanto el director del MNBA, Jorge Glusberg, como el secretario de Cultura, Rubén Stella, se encontraban en tratativas con la empresa internacional The Art Loss Register (ALR) para recuperar la obra escamoteada en 1980. La revelación impactó en la opinión pública. Personas representativas del medio comentaron las actuaciones entre el Estado argentino y ALR: -Es difícil entender como las autoridades de Cultura o del Museo de Bellas Artes pueden negociar con una compañía que comercializa cuadros robados… ¿Qué misterio rodea la desaparición de los cuadros del MNBA? ¿Por qué nadie pudo dar nunca con su paradero? Y no es una cuestión de precio. A la manera casi tonta como se llevaron los obras, a la saga de fracasos por su recuperación… entre otros, se suma este último episodio. ¿Por qué ahora? Pasados los veinte años, en términos legales, la causa puede haber prescripto. Lo que no ha prescripto es un hecho irrefutable: se trata de obras que integran el patrimio artístico nacional. Y esto no es negociable. (Alicia de Arteaga, crítica). -De ninguna manera pueden existir negociaciones por parte del Estado nacional con respecto a obras que están incursas en un delito. El hecho que importa es que el patrimonio nacional no está cuidado, sin importar su valor. (Ignacio Gutiérrez Zaldívar, galerista). Por detrás de las actuaciones y sus paráfrasis morales, en 2002 el caso transparentó la inquietud de la población ante las circunstancias y el desempeño del poder estatal. No solamente se cuestionó lo indefenso del patrimonio artístico sino el rol del Estado. Veinte años antes, durante el mesianismo del videlato, eran otras las representaciones. El Estado era un pináculo de virtud nacional. La potestad y el triunfo de un gobierno extraordinario. El robo, o sospechado hurto, de la Colección Santamarina tenía mucho de vergonzoso. Razón por la cual se lo encubrió con lugares comunes resguardando la fachada. Pese a la censura previa, ya circulaban las primeras notas de la serie Arte y Estado (1979-80). Aquello, el affaire del MNBA, fue una oportunidad para marcar aspectos concernientes al Estado advirtiendo su rol frente a la población. Su estar en defensa. Algo se editorializó en la sección de arte de la revista Pájaro de Fuego: EL ASUNTO DEL MUSEO NACIONAL Arte y Estado constituyen, en los espacios de nuestra sección de plástica, mucho más que una ecuación abstracta. En reiteradas ediciones hemos debido precisar estos términos. Y con mucho éxito. El tema, desde un comienzo, ha interesado, y aún más, ganado la atención pública. Es incuestionable que, a estas alturas, existe en la ciudadanía un marcado interés por tratarlo. En ningún caso hemos deseado apasionarnos. El activismo no nos incumbe. En tal sentido defraudamos a los histéricos de cualquier cuño. Nuestro apoyo es al arte. Público y artistas saben eso. Del mismo modo, con la ecuanimidad periodística, tampoco queremos incurrir en apresuramientos. Tomamos distancia ante los hechos y nos damos tiempo para formular todo comentario. Respecto del arte, la cuestión es: el Estado, ¿para qué sirve? En principio, lo que hoy día se denomina Estado, la antigüedad clásica ya lo había designado como «Res publica». Incluso el término «status»era conocido. Implicaba defensa. «Stare in status» es estar en defensa, estar en guardia. La idea de defensa rige al concepto de Estado. Suele suponerse que éste es un dador de servicios, incluyendo la defensa. Esto es inexacto. El Estado es la defensa de una Nación. La «Res publica» es la cosa del pueblo, pero este último término -tradicionalmente- significa el ejército. El «populus» es la confraternidad de los combatientes, de los jóvenes, el pueblo, quien excedía a los cuadros gentilicios a cuyo frente estaban los senadores (patres). De la integración de ambos -Pueblo y Senado- surge el Estado latino, el S. P. Q. R. (Senatus populus que Romanus); los viejos y los jóvenes de Roma. Éste es el origen del Estado. En lo tocante al arte y la cultura de una Nación, la subordinación del Estado a éstas constituye una degeneración del mundo moderno. En sentido estricto, los órdenes del arte y la cultura no están sino ligados a la defensa de la Nación a través del Estado. Defensa del arte y la cultura por medio del Estado, no es sino su esencialidad. Los hechos referidos al robo (hurto, tal vez) del Museo Nacional de Bellas Artes, convienen a este aserto. En este affaire nadie sabe nada. Las autoridades, en tanto prosiguen las actuaciones sumariales, parecen renuentes a informar al público. ¿El secreto del sumario? La confusión y los rumores son completos. (El ambiente de la plástica malicia que los responsables estén jugando, a las escondidas, dentro del Museo). Así están las cosas. Desgraciadamente, nuestro Estado ha sido engolfado en este bochorno. Ello, lógicamente, menoscaba su esencialidad. El robo (o hurto) de los cuadros es completamente irrelevante. No lamentemos el episodio. Es poco importante. Por debajo de las apariencias hay asuntos mucho más serios. Y de larga data. No nos corresponde a nosotros sancionar a los responsables. Para ello están las autoridades. Es su obligación llevar el caso hasta el fondo y brindar a la ciudadanía un informe preciso y claro al respecto. Por muy negra que sea la realidad. Por último, no perdamos de vista este concepto: el Estado es nuestro instrumento defensivo. El arte y la cultura de nuestra Nación va implícito en él. Eso es lo que cuenta. Silvestre Byrón.Cromomundo, marzo 1981. BIBLIOGRAFIA Carré de Malberg, R. Teoría General del Estado. FCE-UNAM, Facultad de Derecho. México, 1998. Jellinek, Georg. Teoría General del Estado. Fondo de Cultura Económica. México, 2000. Kelsen, Hans. Teoría pura del derecho. EUDEBA. Buenos Aires, 1997. EAF/2002.- Ahora podés usar Yahoo! Messenger desde tu celular. Aprendé cómo hacerlo en Yahoo! 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