Wolfang on Mirrorshades on Fri, 2 Apr 2004 19:45:16 +0200 (CEST) |
[Date Prev] [Date Next] [Thread Prev] [Thread Next] [Date Index] [Thread Index]
[nettime-lat] Love Parade 2004 |
Crónica decepcionada del Tecnogeist 2004 Por Christian Trejo Hernández Después de navegar durante algún rato sin rumbo por fin logramos encontrar un lugar dónde estacionarnos, en el cual por la mínima cantidad de 20 pesos por auto –cobrados, por cierto, por un sujeto que se vanagloriaba de ser acomodador oficial, con gafete y todo- nos preparamos para disfrutar de lo que prometía ser una noche llena de Paz, Amor, Unidad y Respeto (PLUR por sus siglas en inglés). Mis amigos y yo caminamos una cuadra y hasta donde se veía el Monumento a la Revolución, imponente e iluminado, mientras que al ritmo de “Lethal Industry” de DJ Tiesto, las masas del estruendo brincaban y bailaban eufóricamente. La noche se antojaba inigualable... En la entrada, delimitada por algunas estructuras metálicas, el personal de “Seguridad” se encargaba de quitarle a los asistentes todo aquello que significara peligro, así que al son de: “si no te lo quitas no pasas” nos despojaron de cinturones, botellas de agua e incluso carteras con estoperoles para lograr el acceso. “Todo sea por pasar un buen rato”, me dije mientras me deshacía de mis botellas de vital líquido, mientras que las mujeres de seguridad de la entrada se disputaban un cinturón dejado por alguna de las asistentes. “No mames, tu ya te quedaste con el de estoperoles”, discutían acaloradamente mientras decidían quién se quedaría con tan preciada tira de piel adornada con argollas de metal. El velo de mis expectativas se iba desvaneciendo, al percatarme que hasta en esto la corrupción está presente; pero con todo y ello me prometí pasar por alto el incidente y dedicarme a vibrar con los “beats” que inundaban el ambiente. Ya en la explanada de la Plaza de la República no sólo los beats inundaron el ambiente sino también una infinidad de olores que, al conjuntarse, daban por resultado una atmósfera... ¿cómo llamarla? ¿alucinante?... Mmm... Pues creo que de momento esa palabra aplicaba. La identidad de los solventes, cannabis, sudor, tabaco, orina y heces inundaban el Tecnogeist con una atmósfera muy diferente a la que había sentido en años anteriores, al tiempo que hordas de sujetos sin playera y con alguna esponja remojada con solvente circulaba abrazada brincando y gritando improperios, desplazando a empujones al que se le pusiera enfrente... Ahora sí, el velo de magia había desaparecido. Lo demás fue de decepción en decepción. La calidad del sonido fue el peor que haya tenido este festival en los cinco años en los que se viene celebrando; la buena vibra y el “PLUR” desaparecieron a medida que la noche avanzaba; los individuos en su desmadre individual -que en pleno vuelo psicotrópico se sentían Superman y le armaban bronca a aquel que no cediera en dejarlos pasar y correr libremente en un espacio en el que literalmente era imposible moverse- eran incontables, además de que no faltaron en ningún momento los altercados y las mentadas de madre. La gota que derramó el vaso y que provocó mi enojo y confirmó mi decepción fue cuando un grupo de jóvenes en la parte centro delantera de la explanada empezó a empujar a la gente con la finalidad de abrir un espacio, un círculo de unos cinco metros en el que aclamaban la presencia de “una vieja que se encuerara”. Como la petición no fue atendida, que algunos valientes varones se introdujeron a dicho espacio a bailar para que momentos después éste se cerrara nuevamente con la gente que reclamaba una fémina y demostrarles a los inocentes bailarines a punta de golpes y zapes lo que era su paz, amor, respeto y unidad. Hubo un momento de la noche en que más que un festival de música electrónica, el evento se convirtió en una “tocada de ska”, en la que el moshing (slam) era el baile generalizado con todo y las mochilitas, los muñequitos de peluche, las caguamas, las cadenas, los golpes, las botas con casquillo y los guantes con picos y estoperoles. Y usted se preguntará cómo introdujeron tales artefactos… Pues pregúntenle a mis amigas de la entrada, que casi estoy seguro continuaban discutiendo quién se iba a quedar con el cinturón de la discordia. Eso no era todavía todo, faltaba que un individuo con una olorosa “mona” en la mano se pusiera a orinar en medio de todos, riéndose y gritando sin importarle la presencia ni el derecho de los demás a divertirse. Además, en este caso, mis tenis y parte de mi pantalón llevaron la penitencia de haber estado cerca para relatarlo. Me pregunto sobre mi derecho a divertirme, y yo mismo me respondo que aquí, en el Tecnogeist 2004 los únicos que se divirtieron fueron las conciencias inconscientes que pugnan por su “libertad” su “no represión”, su desmadre desenfrenado, sin importar la de los demás y dejando en el bote de la basura de la entrada la famosa PLUR. Hace algunos años me aventé una encarnizada discusión con algunos amigos porque yo les comentaba que si la juventud mexicana en general no se concientizaba de la importancia que tenían estos eventos para nuestra supervivencia y esparcimiento, la situación se tornaría incontrolable. En ese entonces, todos me tildaron de pendejo, de intolerante, e incluso me dejaron de hablar. Ahora veo que mucha gente me está dando la razón, aunque seguro estoy que muchos de los que leen esto volverán a pensar lo mismo, que soy un pendejo espantado. No es afán de molestar ni de herir susceptibilidades; dicen por ahí que cada quién habla como le va en la feria, y en efecto, a mí me fue mal. Perdí un cinturón, me mojaron los tenis y el pantalón, me quitaron mis botellas de agua por considerarlas “peligrosas” y porque nuevamente confirmé que gran parte de la población juvenil mexicana se vuelve un segmento para el cual cualquier ocasión es buena echar desmadre, para abusar de ese carácter de jóvenes que “sólo quieren divertirse” y finalmente porque este tipo de acciones lo único que hacen es que espacios como éste se vayan cerrando. De seguir así, la escena electrónica se elitizará aún más de lo que ya lo ha hecho, siendo imposible para mucha gente disfrutar de un espectáculo de calidad; vendrán para realizarlo costos muy altos, en los que no sólo me refiero a lo económico. Mi noche en el Monumento a la Revolución terminó cuando, ya en el auto completamente silencioso, había en mi estómago un dolor, un hueco que encerraba enojo, frustración y decepción. Me despedí de mis amig@s, quienes se parecían a mí en la cara de hastío y, lo que pocas veces sucede conmigo, llegué a mi casa temprano. Saludos "Al infinito y más allá?..." Cristian Trejo Hernández _______________________________________________ Nettime-lat mailing list Nettime-lat@nettime.org http://amsterdam.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat