Cindy Gabriela Flores on Sun, 7 Apr 2002 21:54:03 +0200 (CEST) |
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[nettime-lat] Fw: Próximo,el fin del duopolio Televisa - TVAzteca |
Muy interesante. Saludos Cindy Gabriela ******************************************** A: comunidadvirtual@yahoogroups.com CC: api-lista@yahoogroups.com De: "Ariadne Gallardo" <agalfi@yahoo.com> Fecha: Tue, 2 Apr 2002 09:47:15 -0600 (CST) * Próximo, el fin del duopolio Televisa - TV Azteca Mario Abad Schoster, EPOCA 01/Abril/2002 El duopolio que forman Televisa y TV Azteca tendría los días contados. Ante el consenso alcanzado la semana pasada para una nueva Ley Federal de Radio y Televisión, cuya iniciativa será presentada al Congreso en los próximos días, se abrirá el abanico para la creación de nuevas cadenas públicas y privadas de televisión y eliminará las restricciones comerciales para los medios del Estado. Asimismo, el ordenamiento en ciernes buscará una modificación radical en el ámbito de la programación, al considerar que la producción sea nacional en 50 por ciento; de ella, 20 por ciento sería propia y 20 por ciento adquirida. Y, el tiempo de publicidad no excedería en televisión 20 por ciento respecto al tiempo total de programación. Así, con un atraso de 42 años para modernizar la ley vigente (que data de 1960) y luego de 12 meses de discusiones contínuas, efectuadas en la Secretaría de Gobernación, a través de consultas y siete mesas de trabajo temáticas, en las que participaron representantes de organismos sociales, concesionarios, partidos políticos, académicos, sociedad civil, legisladores -que integraron la Conferencia Parlamentaria en Telecomunicaciones (CPT)- y autoridades, se alcanzaron los primeros consensos, los cuales prevén hacer transparente el otorgamiento de concesiones y frecuencias y la eliminación de la discrecionalidad política, lo que, a su vez, pondrá fin al modelo concentrador de los medios electrónicos en el país y, al mismo tiempo, abrirá las puertas a los medios públicos -como los canales 11 y 22- para que se transformen en cadenas nacionales. Si bien las leyes en la materia fueron letra muerta hasta el cierre del siglo XX, especialmente en el caso de la televisión, en esta ocasión se busca hacer una ley dinámica, cumplible. Por ello, las mesas de trabajo, cuyas conclusiones serán incorporadas a la iniciativa, abarcaron tanto los principios fundamentales de la radio y la televisión como su jurisdicción y competencia; en este campo se plantea la constitución de un órgano federal o consejo público autónomo -que podría denominarse Consejo Nacional de Radio y Televisión- que sería el responsable de regular y otorgar las concesiones y permisos, así como las modalidades de la explotación directa del Estado. Además, en lo que respecta a la participación social y derechos ciudadanos, se contempla, entre otros puntos, el derecho de réplica. Otra innovación será que los medios públicos puedan generar ingresos propios a través de patrocinios, donativos o por servicos de producción. Sin embargo, el punto que mayor polémica ha desatado es el de la competencia económica, toda vez que, pese a la subsistencia de la colusión de intereses, se busca que ninguna empresa televisiva pueda abarcar más de 25 por ciento de cobertura en la misma plaza. El senador panista Javier Corral, especialista en la materia, concedió una entrtevista a EPOCA, en donde aborda ampliamente estos temas. Asimismo, por su trascendencia, publicamos fragmentos del reciente libro que publicó la investigadora Fátima Fernández Christlieb: La responsabilidad de los medios de comunicación. La Ley Federal de Radio y Televisión, cuya iniciativa será presentada en el actual periodo de sesiones del Congreso, buscará acabar con la discrecionalidad en el otorgamiento de concesiones y permisos, advierte en entrevista con EPOCA el senador Javier Corral Jurado, presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes. Aclara que, ante los enormes intereses comprometidos, el nuevo ordenamiento no estará exento de críticas y reacciones; no obstante lo cual, el panista confía en que ésta será una ley de consenso, que buscará dar mayor seguridad jurídica y promoverá reglas de competencia, que incluirán la diversidad e igualdad de oportunidades, lo que implicará el fin del duopolio televisivo nacional. Respecto a la transformación de los canales estatales de televisión en cadenas nacionales, asegura que su discusión por el Pleno incluirá los temas de financiamiento, apertura de mínimos de comercialización y el levantamiento de la restricción de la venta de las producciones de la televisión pública. El modelo de comunicación electrónica de México es oligopólico. Es de los de más alto grado de concentración en el mundo. ¿Cómo acotarlo? -Debemos reconocer que el modelo de México ya está agotado y que hay enormes intereses en radio y televisión. Efectivamente, tenemos el modelo de medios de comunicación electrónicos con más alto grado de concentración del mundo. Y esta concentración tiene su origen en el otorgamiento discrecional de concesiones, basada en la cercanía y afinidad con los beneficiados. En realidad, en materia de televisión hay un esquema duopólico, no monopólico. La de radio es más oligopólica. En el primer caso, las dos cadenas televisivas privadas, en manos de dos familias, se reparten 84 por ciento de las concesiones, mientras que en el segundo, 76 por ciento de la radio está en manos de nueve personas. Por ello, el pasado tiene que desaparecer con todo y la parte de la ley que lo prohijó. México no puede ser el último país en modernizar la estructura de los medios de comunicación electrónica. No debemos tentar al nuevo grupo gobernante a recorrer los cómodos pero perversos caminos de la vieja relación Estado-medios, una de cuyas expresiones fue la rentabilidad política generada a través de las concesiones y refrendos. Por eso es urgente la revisión de la Ley Federal de Radio y Televisión. Es un ordenamiento obsoleto que data de 1960, que ya no le sirve a nadie, con una sola reforma en 1969. ¿Entonces el tema fundamental será acabar con la concentración? -Con la reforma legal se buscará romper el duopolio, los oligopolios y los modelos discrecionales. Esta debe ser una ley que promueva la competencia, la diversidad, la igualdad de oportunidades, temas que aún se debaten en forma muy localizada. Estamos conscientes de que al buscar generar reglas a la competencia, en términos de limitar medios electrónicos, sobrevendrán muchas reacciones y resistencias. Incluso, no dudo que algunos quieran desempolvar el fantoche de la Ley Mordaza para oponerse al proceso legislativo. No le va a gustar mucho a algunos de nuestros concesionarios de televisión el que se generen algunas reglas que establezcan, por ejemplo, la obligación de un porcentaje determinado de producción nacional y otro de producción extranjera, y que dentro del nacional haya un mínimo de producción independiente para romper con los monopolios o duopolios. Para romper el duopolio debe existirŠ -Una nueva cadena de televisión y muchas másŠ ¿El Estado participaría en la consolidación de las otras cadenas? -Sí. El Estado podría extender los canales 22 y 11 a todo el país, para lo cual necesitará invertir. Ambos canales se podrían constituir en las verdaderas tercera y cuarta cadenas de televisión mexicana. El canal 11 intenta serlo en 19 estados; el canal 22, en 15. Además de estas cuatro, en el ámbito privado podría haber muchas más, incluso cadenas regionales, que partirían desde el DF. Tenemos todo: mercado, posibilidades técnicas y espectro radio eléctrico. En la frecuencia de UHF -de los canales 13 al 80- México suscribió convenios internacionales para dividir las frecuencias de radio y televisión en múltiplos de seis. Pero ese modelo técnico está superado por los procesos de digitalización que han controlado la interferencia de señales. Además, se aplicaron al DF cuando nacieron para la frontera. Hoy se pueden entregar canales de dos en dos, para ser generadores, desde la capital del país, de cadenas regionales o nacionales. En el caso de la televisión pública hay una limitante: la ley no permite, por ejemplo, a Canal 11 la comercialización de su programación o de sus produccionesŠ -El del financiamiento a los medios públicos es otro tema que debemos discutir. También ahí hay mucha ficción: el 22 es un concesionario; el 11 es permisionario. Los que poseen permisos ni siquiera pueden comercializar sus producciones, ya no digamos sus tiempos publicitarios, por lo que se inventó la figura del patrocinio institucional. Más que inventar figuras, debe abrirse un porcentaje mínimo de comercialización. Para lograr su rentabilidad, tendrá que levantarse la restricción para que puedan vender sus producciones, como ocurre con el 11, el cual produce la mitad de lo que transmite, sin poder comercializarlo. Reconoce usted que el origen del duopolio es el otorgamiento discrecional de concesiones. ¿Qué hacer para evitar que ello se repita? -Más que por una vocación o proyecto comunicacional en materia de radio y televisión, las concesiones se otorgaron por virtud de criterios políticos y partidistas. Pero a partir de los procedimientos establecidos en la Ley de Telecomunicaciones de 1995, se abrieron concursos y licitaciones más transparentes. Las redes de telecomunicaciones no están tan sujetas a la discrecionalidad política como la radio y la televisión. Por ello, en esta reforma deberán garantizarse procesos transparentes y equitativos en el otorgamiento de permisos y concesiones; establecer criterios y mecanismos objetivos, así como las formas de asignación: si son directas, por vía de mayores requisitos y un órgano autónomo, o a través de concursos o licitaciones si se someten a una votación o a una tómbola. Debemos acotar el hecho que desde el principio del proceso haya un elegido. Al final, claro, podrá haber una elección discrecional, ya sea por decisión individual o votación de un grupo colegiado; pero habrá que hacer lo más que se pueda para que esa discrecionalidad se ejerza casi al final. Las reformas tendrán que ver también con la información. El control de la información es una de las formas del poderŠ -Los ciudadanos requieren información, análisis y opiniones, en ese orden, para decidir por sí mismos. Ello implicará medios profesionales dedicados a satisfacer las necesidades de información de la ciudadanía. Sin ellos, la democracia -lo dice la experiencia- termina siendo una imposibilidad. Los medios deben adoptar pautas éticas que definan su responsabilidad social, y ceñir sus actos a normas jurídicas. Ninguna ley basta por sí misma para garantizar su aplicación; es necesario desandar un largo camino de duplicidades, contradicciones, vacíos y ambigüedades. La regulación, siendo necesaria, debe reunir condiciones para que sirva verdaderamente a los fines que pretende regular. Al inicio de cada sexenio siempre se busca reglamentar el derecho a la información. Menciona usted que hay quienes podrían desempolvar la Ley Mordaza. ¿Por qué lo cree así? -La Ley Federal de Radio y Televisión en modo alguno tocará temas de contenido. No le corresponde a la ley ni al Estado imponer principios éticos a los medios, ni a nadie. Lo más que puede hacer, en materia de contenidos, es trasladar los límites establecidos en la Constitución a la ley y desarrollarlos, para evitar la apología de la violencia, de los delitos, o llamar al desorden y afectar la vida privada de las personas, porque eso ya está establecido; o bien, clasificar contenidos en cuestión de horarios, más que censurarlos. La teoría de los derechos humanos admite la previa censura sólo para efectos de revisar los contenidos, a fin de clasificar el acceso de las personas a dichos contenidos, pero no para editarlos, mocharlos, o eliminarlos. No hay posibilidad de que la LFRT afecte conquistas libertarias del pueblo de México. ¿Dónde y cómo se generó la iniciativa para revisar esta ley? -La mesa de diálogo nació cuando la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), después de mantener una férrea defensa de la Ley de 1960, reconoció que se debía instalar el Consejo Nacional de Radio y Televisión, figura vigente en el ordenamiento actual, pero que no es ni siquiera el órgano ideal que vigile y regule esta industria para acabar con la discrecionalidad. Ese fue un reconocimiento tácito de la inoperancia de la ley. Entonces, la Secretaría de Gobernación invitó a establecer una mesa de diálogo para proponer la reforma integral a los medios electrónicos. Inicialmente se discutiría lo relativo al régimen de concesiones y permisos. Pero después se abrió a la discusión el tema de las reglas de competencia y de los medios del Estado, para darle un enfoque más de servicio público que gubernamental. Las discusiones aún continúan. Este documento puede convertirse en una iniciativa que avale el Ejecutivo Federal para que, al ser remitida al Congreso, los legisladores elaboren el proyecto de reforma a la LRT. ¿Qué consensos se alcanzaron ya, al concluir las siete mesas de trabajo en la Secretaría de Gobernación? -Avanzamos en algunos puntos para poner fin a los modelos discrecionales, así como para incluir el derecho de réplica y clasificaciones innovadoras de la programación. Pero también buscamos incluir el modelo de competencia económica de desconcentración. Determinamos que en el tema de reglas de competencia, en un acuerdo mayoritario, tienen que incluirse los puntos de distribución y programación. Hemos reafirmado el principio de libertad de expresión y de información, ciñéndonos a la Constitución, pero también a los tratados internacionales. El derecho de réplica estará integrado como un derecho fundamental de libertad de expresión de los ciudadanos frente a los medios electrónicos. También tenemos mucha claridad en el tema de concesiones y permisos, y en distinguir la naturaleza jurídica de ambos instrumentos, así como en un régimen que dé mayor seguridad jurídica. ¿Cuándo será discutida de LFRT? -Este es el año. Las reformas a la Ley de Telecomunicaciones serán discutidas en el periodo ordinario de sesiones que empezó el 15 de marzo. Si la iniciativa de radio y televisión queda lista a través de consenso, se le dará entrada en el actual periodo. Habló usted de las leyes de Telecomunicaciones y de Radio y Televisión. ¿Se prevén reformas en materia de prensa impresa? -Hay algunos proyectos en la Cámara de Diputados. En el Senado no hay nada. Hubo un intento de hacer una Ley Marco en materia de Comunicación Social, pero era un pastel muy grandote e indigerible. En estricto sentido, la naturaleza jurídica de los medios impresos es distinta de los de radio y televisión. Los impresos inician y terminan con ellos mismos: la empresa. Pero en materia de medios impresos hay varios instrumentos que van a servir: obviamente, la actualización de la Ley de Imprenta es otro asunto urgentísimo. En esta materia, todavía Carranza vive con nosotros. Es una ley punitiva, penal. La responsabilidad de los medios, una necesidad La investigadora Fátima Fernández Christlieb es comunicóloga egresada de la Universidad Iberoamericana; académica de tiempo completo por 25 años, actualmente es directora de comunicación social gubernamental de la Secretaría de Gobernación. Recientemente presentó su libro: La responsabilidad de los medios de comunicación. EPOCA presenta fragmentos de la obra con autorización de la editorial Paidós. Introducción Todos los libros, como los niños, son fabricados bajo circunstancias específicas. Los inicios tienen una historia, aunque ésta no sea del todo consciente para sus progenitores. Al planeta caen muchos recién nacidos que vienen de embarazos no deseados o de relaciones placenteras, sin el objetivo consciente de procrear. A veces también los libros se producen así: porque el investigador tiene que justificar un salario, porque alguien quiere ser famoso, porque es útil que una experiencia sea socializada, porque la rutina así lo prescribe. Hay, en cambio, libros escritos desde la alegría que genera la búsqueda del conocimiento. Estos libros son como un niño concebido en el preciso momento en que los padres, con el corazón abierto, se miran a los ojos. Los así procreados nacen, al igual que toda la humanidad, en la dualidad del orden y del caos, de lo tierno y de lo podrido, de la luz y la tiniebla. Libros y niños conscientemente concebidos pueden tener alguna ventaja energética o emocional, pero ello no es garantía de una vida libre de contagios ideológicos, de flacideces intelectuales o de parálisis amorosas. (Š) Los académicos, casi todos, nos hemos convertido, desde este punto de vista, en irresponsables. Los de ciencias sociales, por ejemplo, ¿por qué aceptamos que los sistemas de evaluación trasladen los criterios de las llamadas ciencias duras a terrenos en los que si algo está por construirse es apenas el método? ¿Por qué hemos de publicar lo mejor de nuestro trabajo en revistas arbitradas que sólo unos cuantos dentro de la academia leen? ¿Por qué permitimos que la divulgación en los medios masivos sea considerada de nulo valor y con cero puntaje, cuando es ahí donde se gesta la cultura contemporánea? Somos irresponsables ante la sociedad. Estamos contribuyendo a que la academia se encierre cada vez más en sí misma y a que el mercado decida qué interpretaciones de la vida deben llevar cobertura nacional y buena publicidad. ¿Es irresponsabilidad nuestra o es esa la respuesta que bajo un conjunto de condiciones podemos dar? (Š) ¿Hemos sido y somos hoy responsables con lo que los medios y sus receptores necesitan? ¿Hacemos algo por frenar, depurar, seleccionar con justicia la matrícula, o dejamos que la comunicación continúe como estudio de moda, aunque aumenten los desempleados o los egresados miserablemente pagados? Evidentemente, aunque contadas con los dedos de una mano, hay instituciones responsables, pero es la irresponsabilidad la que reina. Y no digamos en los medios, especialmente en los electrónicos. Ahí el asunto también es grave. La competencia por el mercado imprime una contradicción insalvable; antes que ninguna consideración de orden ético aparece la premisa obvia: hay que vender lo vendible, lo que se pueda, lo que la gente permita. La responsabilidad social o, mejor dicho, la retórica sobre ella, se activa únicamente en ciertos discursos, ceremonias o negociaciones políticas. Llegada a este punto, sin previa explicitación de lo que entendemos por responsabilidad, se puede afirmar: la práctica de los medios no es una practica responsable. (Š) En México, una sola empresa de televisión impuso su modelo con el beneplácito de un sistema político que cobijó sexenio tras sexenio. De haberse aplicado el índice de Herfindahl-Hirschman en el México de 1955, se habría obtenido el máximo valor, dado que el grado de concentración en la televisión mexicana era de cien por ciento. Los métodos con los que en ese año fueron aplastados los intentos por generar una competencia son propios de países poco evolucionados políticamente. En este marco cobro forma aquella frase de que Televisa fue a los medios electrónicos lo que el Partido Revolucionar Institucional (PRI) al sistema político mexicano. Capítulo 2 Muchos de ellos (los periódicos) casi no tienen iniciativa periodística, son de muy baja calidad o sobreviven por inercias que nada tienen que ver con el producto que distribuyen. (Š) En México, para ubicar a los periódicos de mayor penetración, no basta recurrir a las cifras del tiraje diario, porque todavía no existe la práctica de someter a verificación pública, de manera permanente, las cantidades manifestadas por un medio impreso. (Š) Parafraseando a Elías, se antoja añadir que asimismo resulta imposible que tantos comunicadores se atrevan a manejar asuntos humanos sabiendo tan poco del hombre social, de su psique, de los mecanismos a los que recurre para procesar lo real, lo simbólico y lo imaginario. La paradoja en los medios electrónicos es que se llega a ellos apenas con un barniz de todo esto, y una vez al aire, o una vez atrapados en la velocidad impuesta por las rutinas de producción, no hay tiempo más que para elaborar el material del día siguiente. La preparación profesional se reduce entonces a una actualización tecnológica o a recibir cursos sobre novedades administrativas o financieras, dejando completamente de lado la formación científica y humanística. Así, sobre las rodillas, se producen los corpus discursivos, no sólo los que analizamos sino una porción de los que se elaboran incluso en la academia. (Š) Lo que publican (los articulistas) es una personal reconstrucción de la cobertura televisiva desde lo que cada uno "encuentra con referencia a sus propios sistemas de significación y/o con referencia a sus deseos, pulsiones, arbitrios" (Eco 1998: 29). El hecho de que el corpus de prensa esté elaborado a partir de percepciones sobre un discurso televisivo nos distancia un poco del universo de la producción de imágenes televisivas y nos acerca al receptor de las mismas, a través de una objetivación atrapable: un texto redactado por televidentes expuestos a una misma construcción discursiva. Por lo general, como dice Lizarazo, "La riquísima producción discursiva de la sociedad es ignorada debido al deslumbramiento que produce el centello mediático" (1998: 39). Los articulistas se acercan aquí a la producción discursiva de un sector informado de la sociedad. (Š) El análisis del corpus discursivo construido por los articulistas arroja elementos para elaborar un modelo empírico que muestre la percepción colectiva sobre la responsabilidad desde y hacia la televisión. Norbert Elias afirma que uno de los objetivos principales de los sociólogos "es producir modelos comprobables que permitan entender mejor cómo y por qué funcionan las sociedades como lo hacen y con ello también lo que podemos considerar como sus defectos" (Elias 1994b: 212). La percepción de un conjunto heterogéneo de analistas ofrece, en este caso, elementos para comenzar a ubicar los principales defectos o desequilibrios en que puede caer una televisora mexicana con ciertas características, en un momento de subversión de sus rutinas productivas. A partir de un hecho noticioso, los analistas de prensa juzgan, opinan, expresan algunas reflexiones sobre el comportamiento de la televisión en la cobertura de un asesinato, y varios de ellos manifiestan la representación social que manejan respecto a la responsabilidad desde y hacia la televisión. (Š) Precisamente los públicos no lectores, o con bajo nivel de escolaridad, son los destinatarios de la televisión abierta y en quienes confía todo aquel que quiere lanzar mensajes o productos masivos. (Š) Los sujetos a quienes se les atribuye responsabilidad en el corpus discursivo son: los concesionarios de televisión y sus empleados; el Poder Ejecutivo, unas veces sin ubicación sexenal y otras especificando que se trata del gobierno en turno; el Poder Legislativo; los partidos políticos y la sociedad receptora de mensajes televisivos. Estos actores forman un entramado humano, una red de relaciones interdependientes: el concesionario necesita del Poder Ejecutivo a fin de obtener y conservar una concesión que le permita utilizar el espacio aéreo de la nación para transmitir sus contenidos. Los gobiernos, los partidos, el Poder Legislativo, todos ellos requieren los medios para difundir sus tareas y generar una imagen favorable de la labor que realizan. Los concesionarios dependen de los legisladores para la regulación de la industria y de los partidos, que compran tiempo de transmisión en épocas de campañas electorales. Los concesionarios también se apoyan en la sociedad receptora, la cual genera el rating que les permitirá vender espacios publicitarios. (Š) Elias señala que donde existe interdependencia deberá existir un equilibrio de poder, entendido éste como un aspecto de cada una de las relaciones humanas. "El poder tiene algo que ver con el hecho de que existan grupos o individuos que pueden retener o monopolizar aquello que otros necesitan, como por ejemplo, comida, amor, sentido protección frente a ataques (es decir, seguridad), así como conocimiento u otras cosas" (1994a: 53). Los grupos o individuos a los que se les niegan los medios para satisfacer sus necesidades (de información, en este caso) poseen algo que resulta útil para quienes monopolizan (o distorsionan) lo que otros necesitan. (Š) En la atribución de responsabilidades ante la situación del desequilibrio de poder en la relación de los concesionarios con su público, el modelo señala que el Poder Ejecutivo es percibido como el responsable de buscar equilibrio. (Š) Los receptores de los mensajes resultan entes pasivos, sin posibilidad de acción frente a los concesionarios. (Š) Es el caso de la fantasía de los grupos humanos preocupados por una mejor televisión, por contenidos de menor violencia y, en general, de mayor calidad, conscientes de que es una tarea posible. En esta línea se enmarcaron los argumentos de algunos articulistas que hicieron referencia a la televisión idealmente responsable, aquella que no apareció en el corpus por ellos analizado, pero que es factible a partir de lo que les dice su razón y su saber. _______________________________________________ Nettime-lat mailing list Nettime-lat@nettime.org http://amsterdam.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat